sábado, 22 de enero de 2011

LA IMPROVISACIÓN (sección 433)

Cómo hablar en público, técnicas de oratoria, son frases muy jugosas que muchos buscan, más allá de lo que escribieron griegos y romanos, ahora estamos en el siglo 21 y las técnicas de oratoria han cambiado, no solo eso, los humanos nos hemos hecho más cómodos, hace 500 años cualquier persona se conformaba con un libro tipo Sócrates, escrito con palabras muy rebuscadas y un texto difícil de comprender.

Ahora este tipo de libros se pudren en las bibliotecas más viejas del mundo y solo es usado por estudiantes de psicología que son obligados a leer este tipo de libros. Pero cualquier persona normal y corriente jamás acudirá a un libro así para aprender. Nos gustan las cosas sencillas, bien hechas y de hecho este es el secreto de la evolución, cada vez nos hemos esforzado más para hacer las cosas más fáciles.

En el arte de la oratoria es imprescindible aprender la técnica oratoria de improvisar.

La improvisación

Es el pan nuestro de cada día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos improvisando. Cuando saludamos a alguien, hacemos un pedido o damos una opinión; no decimos el mensaje de memoria ni lo leemos, sino simplemente lo dejamos aflorar libremente; entonces, estamos improvisando.

En términos generales, IMPROVISAR, es un término que implica una falta de organización, imprevisión y decisión impulsiva; en oratoria tiene un significado especial, improvisar un discurso significa hablar libremente y con soltura, inventando las frases sobre la marcha. Es decir, implica una expresión espontánea, pero inmediatamente ordenada.

Por lo tanto la improvisación no es como creen algunos “hablar por hablar”, es decir cuando no se conoce el tema o se quiere salir del paso, –al contrario- es cuando habiendo preparado bien el tema, lo exponemos como si se gestara en ese momento, utilizando nuestras propias palabras, nuestro propio estilo, allí mismo, delante del público.

Es una exposición original, viva, utilizando las ideas que se van presentando durante el desarrollo del discurso.

Es pensar y hablar de pie. El público no quiere escuchar lo que nosotros hemos leído en un libro tal como ha sido redactado. El público quiere saber cual es nuestra opinión con relación al tema, cual es nuestro aporte.

Se puede consultar cualquier tipo de información, luego viene un proceso de análisis, que da como resultado un producto -la propuesta que queremos presentar-. Por eso decimos que la improvisación tiene que pasar por un proceso de digestión, de maduración, antes de ser presentada.

1. Requisitos para una buena improvisación:

Tres recomendaciones esenciales:

a) Tener un buen conocimiento del tema:

Para improvisar hay que estar preparado. No se puede hablar de lo que no se conoce, es preciso referirse a una cosa, sea intelectual o afectivamente.

Hablamos de lo que pensamos, creemos, sabemos o nos interesa.

b) No salirse del tema:

Ciertos oradores gustan decir “lo que les pasa por la cabeza” saliéndose del tema que están exponiendo, para luego escucharles decir: “¿De qué estábamos hablando?” “¿Dónde nos habíamos quedado?”, etc.

Jean Guitton nos ha dejado una regla de oro para evitar salirse del tema: “Digo lo que voy a decir, lo digo, y digo que lo he dicho”, es decir; la introducción, cuerpo y conclusión del discurso.

El título del tema debe reflejarse en todo el desarrollo de la exposición, en caso contrario nos hemos equivocado al elegir el título.

c) Liberarse físicamente:

El estar sueltos, libres y entusiastas, ayuda en la improvisación.

Es necesario cultivar los ejercicios básicos de relajación, respiración y una actitud mental positiva.

d) Póngale buen humor a su exposición.

2. ¿Cómo sazonar la improvisación?

Para sazonar la improvisación hay que utilizar ejemplos e ilustraciones, alguna experiencia personal, una lectura reciente, una anécdota, pensamientos, refranes, etc., relacionados con el tema.

Conocer de memoria ciertas cifras, algunos acontecimientos, algunas citas; en algunas ocasiones, el comienzo y el final del discurso; leer los textos delicados. Improvisar el resto del tiempo, y en todos los casos, respirar, tomarse unos momentos de silencio, gesticular, mirar al auditorio.

Este mecanismo ofrece total seguridad cuando ha sido pulido, de modo que hablar en público puede convertirse en una diversión que le dará gratas satisfacciones.

3. Elementos de apoyo en la improvisación:

Si ustedes creen que es necesario para sus exposiciones, una pizarra, un papelógrafo, un proyector de transparencias o un proyector multimedia, no duden en utilizarlo. Todo aquello que ayude a la presentación debe utilizarse: mapas, gráficos, cuadros estadísticos, flujogramas, entre otros. Lo visual facilita la captación y evita que los ojos del público se concentren solamente en el expositor.

Se expresivo con tu lenguaje no verbal

Esto es necesario solo si estás hablando en público, si estás con un amigo no tiene sentido que empieces a gesticular sobre-exageradamente y moverte mucho, ya que la persona que está delante tuyo se asustará. Pero cuando estás hablando en una sala o delante de un grupo de personas tienes que ser el centro de atención, es como si fueras una televisión. Conforme más contundente te muevas y con más elegancia más atraerás a la gente, de lo contrario serás una peli aburrida que no quiere ver nadie.

Pero tampoco te pases, sino terminarás siendo ese “tío friki que parece que se haya esnifado un kilo de cocaína”. Simplemente se expresivo, debes transmitir con tu lenguaje corporal, mover las manos al hablar, adoptar una postura tranquila, pero debes aprender a convertir tu cuerpo en un receptor de tus pensamientos y emociones. ¿Cómo lo vas a hacer?

Con práctica, por mucho que leas no vas a llegar y comerte el mundo de la oratoria, en la oratoria, más que nada, o practicas o no vas a hacer absolutamente nada y lo ideal es que en base a la experiencia perfiles tu propia técnica de oratoria y la vayas mejorando.

LA IMPROVISACIÓN (sección 432)

Cómo hablar en público, técnicas de oratoria, son frases muy jugosas que muchos buscan, más allá de lo que escribieron griegos y romanos, ahora estamos en el siglo 21 y las técnicas de oratoria han cambiado, no solo eso, los humanos nos hemos hecho más cómodos, hace 500 años cualquier persona se conformaba con un libro tipo Sócrates, escrito con palabras muy rebuscadas y un texto difícil de comprender.

Ahora este tipo de libros se pudren en las bibliotecas más viejas del mundo y solo es usado por estudiantes de psicología que son obligados a leer este tipo de libros. Pero cualquier persona normal y corriente jamás acudirá a un libro así para aprender. Nos gustan las cosas sencillas, bien hechas y de hecho este es el secreto de la evolución, cada vez nos hemos esforzado más para hacer las cosas más fáciles.

En el arte de la oratoria es imprescindible aprender la técnica oratoria de improvisar.

La improvisación

Es el pan nuestro de cada día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos improvisando. Cuando saludamos a alguien, hacemos un pedido o damos una opinión; no decimos el mensaje de memoria ni lo leemos, sino simplemente lo dejamos aflorar libremente; entonces, estamos improvisando.

En términos generales, IMPROVISAR, es un término que implica una falta de organización, imprevisión y decisión impulsiva; en oratoria tiene un significado especial, improvisar un discurso significa hablar libremente y con soltura, inventando las frases sobre la marcha. Es decir, implica una expresión espontánea, pero inmediatamente ordenada.

Por lo tanto la improvisación no es como creen algunos “hablar por hablar”, es decir cuando no se conoce el tema o se quiere salir del paso, –al contrario- es cuando habiendo preparado bien el tema, lo exponemos como si se gestara en ese momento, utilizando nuestras propias palabras, nuestro propio estilo, allí mismo, delante del público.

Es una exposición original, viva, utilizando las ideas que se van presentando durante el desarrollo del discurso.

Es pensar y hablar de pie. El público no quiere escuchar lo que nosotros hemos leído en un libro tal como ha sido redactado. El público quiere saber cual es nuestra opinión con relación al tema, cual es nuestro aporte.

Se puede consultar cualquier tipo de información, luego viene un proceso de análisis, que da como resultado un producto -la propuesta que queremos presentar-. Por eso decimos que la improvisación tiene que pasar por un proceso de digestión, de maduración, antes de ser presentada.

1. Requisitos para una buena improvisación:

Tres recomendaciones esenciales:

a) Tener un buen conocimiento del tema:

Para improvisar hay que estar preparado. No se puede hablar de lo que no se conoce, es preciso referirse a una cosa, sea intelectual o afectivamente.

Hablamos de lo que pensamos, creemos, sabemos o nos interesa.

b) No salirse del tema:

Ciertos oradores gustan decir “lo que les pasa por la cabeza” saliéndose del tema que están exponiendo, para luego escucharles decir: “¿De qué estábamos hablando?” “¿Dónde nos habíamos quedado?”, etc.

Jean Guitton nos ha dejado una regla de oro para evitar salirse del tema: “Digo lo que voy a decir, lo digo, y digo que lo he dicho”, es decir; la introducción, cuerpo y conclusión del discurso.

El título del tema debe reflejarse en todo el desarrollo de la exposición, en caso contrario nos hemos equivocado al elegir el título.

c) Liberarse físicamente:

El estar sueltos, libres y entusiastas, ayuda en la improvisación.

Es necesario cultivar los ejercicios básicos de relajación, respiración y una actitud mental positiva.

d) Póngale buen humor a su exposición.

2. ¿Cómo sazonar la improvisación?

Para sazonar la improvisación hay que utilizar ejemplos e ilustraciones, alguna experiencia personal, una lectura reciente, una anécdota, pensamientos, refranes, etc., relacionados con el tema.

Conocer de memoria ciertas cifras, algunos acontecimientos, algunas citas; en algunas ocasiones, el comienzo y el final del discurso; leer los textos delicados. Improvisar el resto del tiempo, y en todos los casos, respirar, tomarse unos momentos de silencio, gesticular, mirar al auditorio.

Este mecanismo ofrece total seguridad cuando ha sido pulido, de modo que hablar en público puede convertirse en una diversión que le dará gratas satisfacciones.

3. Elementos de apoyo en la improvisación:

Si ustedes creen que es necesario para sus exposiciones, una pizarra, un papelógrafo, un proyector de transparencias o un proyector multimedia, no duden en utilizarlo. Todo aquello que ayude a la presentación debe utilizarse: mapas, gráficos, cuadros estadísticos, flujogramas, entre otros. Lo visual facilita la captación y evita que los ojos del público se concentren solamente en el expositor.

Se expresivo con tu lenguaje no verbal

Esto es necesario solo si estás hablando en público, si estás con un amigo no tiene sentido que empieces a gesticular sobre-exageradamente y moverte mucho, ya que la persona que está delante tuyo se asustará. Pero cuando estás hablando en una sala o delante de un grupo de personas tienes que ser el centro de atención, es como si fueras una televisión. Conforme más contundente te muevas y con más elegancia más atraerás a la gente, de lo contrario serás una peli aburrida que no quiere ver nadie.

Pero tampoco te pases, sino terminarás siendo ese “tío friki que parece que se haya esnifado un kilo de cocaína”. Simplemente se expresivo, debes transmitir con tu lenguaje corporal, mover las manos al hablar, adoptar una postura tranquila, pero debes aprender a convertir tu cuerpo en un receptor de tus pensamientos y emociones. ¿Cómo lo vas a hacer?

Con práctica, por mucho que leas no vas a llegar y comerte el mundo de la oratoria, en la oratoria, más que nada, o practicas o no vas a hacer absolutamente nada y lo ideal es que en base a la experiencia perfiles tu propia técnica de oratoria y la vayas mejorando.

LA IMPROVISACIÓN (sección 122)

Cómo hablar en público, técnicas de oratoria, son frases muy jugosas que muchos buscan, más allá de lo que escribieron griegos y romanos, ahora estamos en el siglo 21 y las técnicas de oratoria han cambiado, no solo eso, los humanos nos hemos hecho más cómodos, hace 500 años cualquier persona se conformaba con un libro tipo Sócrates, escrito con palabras muy rebuscadas y un texto difícil de comprender.

Ahora este tipo de libros se pudren en las bibliotecas más viejas del mundo y solo es usado por estudiantes de psicología que son obligados a leer este tipo de libros. Pero cualquier persona normal y corriente jamás acudirá a un libro así para aprender. Nos gustan las cosas sencillas, bien hechas y de hecho este es el secreto de la evolución, cada vez nos hemos esforzado más para hacer las cosas más fáciles.

En el arte de la oratoria es imprescindible aprender la técnica oratoria de improvisar.

La improvisación

Es el pan nuestro de cada día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos improvisando. Cuando saludamos a alguien, hacemos un pedido o damos una opinión; no decimos el mensaje de memoria ni lo leemos, sino simplemente lo dejamos aflorar libremente; entonces, estamos improvisando.

En términos generales, IMPROVISAR, es un término que implica una falta de organización, imprevisión y decisión impulsiva; en oratoria tiene un significado especial, improvisar un discurso significa hablar libremente y con soltura, inventando las frases sobre la marcha. Es decir, implica una expresión espontánea, pero inmediatamente ordenada.

Por lo tanto la improvisación no es como creen algunos “hablar por hablar”, es decir cuando no se conoce el tema o se quiere salir del paso, –al contrario- es cuando habiendo preparado bien el tema, lo exponemos como si se gestara en ese momento, utilizando nuestras propias palabras, nuestro propio estilo, allí mismo, delante del público.

Es una exposición original, viva, utilizando las ideas que se van presentando durante el desarrollo del discurso.

Es pensar y hablar de pie. El público no quiere escuchar lo que nosotros hemos leído en un libro tal como ha sido redactado. El público quiere saber cual es nuestra opinión con relación al tema, cual es nuestro aporte.

Se puede consultar cualquier tipo de información, luego viene un proceso de análisis, que da como resultado un producto -la propuesta que queremos presentar-. Por eso decimos que la improvisación tiene que pasar por un proceso de digestión, de maduración, antes de ser presentada.

1. Requisitos para una buena improvisación:

Tres recomendaciones esenciales:

a) Tener un buen conocimiento del tema:

Para improvisar hay que estar preparado. No se puede hablar de lo que no se conoce, es preciso referirse a una cosa, sea intelectual o afectivamente.

Hablamos de lo que pensamos, creemos, sabemos o nos interesa.

b) No salirse del tema:

Ciertos oradores gustan decir “lo que les pasa por la cabeza” saliéndose del tema que están exponiendo, para luego escucharles decir: “¿De qué estábamos hablando?” “¿Dónde nos habíamos quedado?”, etc.

Jean Guitton nos ha dejado una regla de oro para evitar salirse del tema: “Digo lo que voy a decir, lo digo, y digo que lo he dicho”, es decir; la introducción, cuerpo y conclusión del discurso.

El título del tema debe reflejarse en todo el desarrollo de la exposición, en caso contrario nos hemos equivocado al elegir el título.

c) Liberarse físicamente:

El estar sueltos, libres y entusiastas, ayuda en la improvisación.

Es necesario cultivar los ejercicios básicos de relajación, respiración y una actitud mental positiva.

d) Póngale buen humor a su exposición.

2. ¿Cómo sazonar la improvisación?

Para sazonar la improvisación hay que utilizar ejemplos e ilustraciones, alguna experiencia personal, una lectura reciente, una anécdota, pensamientos, refranes, etc., relacionados con el tema.

Conocer de memoria ciertas cifras, algunos acontecimientos, algunas citas; en algunas ocasiones, el comienzo y el final del discurso; leer los textos delicados. Improvisar el resto del tiempo, y en todos los casos, respirar, tomarse unos momentos de silencio, gesticular, mirar al auditorio.

Este mecanismo ofrece total seguridad cuando ha sido pulido, de modo que hablar en público puede convertirse en una diversión que le dará gratas satisfacciones.

3. Elementos de apoyo en la improvisación:

Si ustedes creen que es necesario para sus exposiciones, una pizarra, un papelógrafo, un proyector de transparencias o un proyector multimedia, no duden en utilizarlo. Todo aquello que ayude a la presentación debe utilizarse: mapas, gráficos, cuadros estadísticos, flujogramas, entre otros. Lo visual facilita la captación y evita que los ojos del público se concentren solamente en el expositor.

Se expresivo con tu lenguaje no verbal

Esto es necesario solo si estás hablando en público, si estás con un amigo no tiene sentido que empieces a gesticular sobre-exageradamente y moverte mucho, ya que la persona que está delante tuyo se asustará. Pero cuando estás hablando en una sala o delante de un grupo de personas tienes que ser el centro de atención, es como si fueras una televisión. Conforme más contundente te muevas y con más elegancia más atraerás a la gente, de lo contrario serás una peli aburrida que no quiere ver nadie.

Pero tampoco te pases, sino terminarás siendo ese “tío friki que parece que se haya esnifado un kilo de cocaína”. Simplemente se expresivo, debes transmitir con tu lenguaje corporal, mover las manos al hablar, adoptar una postura tranquila, pero debes aprender a convertir tu cuerpo en un receptor de tus pensamientos y emociones. ¿Cómo lo vas a hacer?

Con práctica, por mucho que leas no vas a llegar y comerte el mundo de la oratoria, en la oratoria, más que nada, o practicas o no vas a hacer absolutamente nada y lo ideal es que en base a la experiencia perfiles tu propia técnica de oratoria y la vayas mejorando.